Su tabaco, gracias…

Solo falta decir eso con voz metálica, pero por suerte no tengo voz metálica, la tengo normal creo, la voz digo.

Ya soy un mileurista más, formo parte de otro dientecito de la gran rueda de lo que se llama sociedad, y acabará llamandose putamierda. Ahora trabajo en un Estanco, y cuando creía que por el tema mudanzas, no iba a ver mas cajas, me he ido al estanco de Magalluf, en el cual, los adorables turistas compran mínimo por persona 16 cartones (lo estipulado por ley para el tema de llevarte de viaje), y vienen en manadas, quienes conozcais Magalluf sabréis que ahí hay mucha gente.

Pero bueno, por lo menos el tiempo pasa rápido porque no paras de hacer cosas. Estoy contento de suministrar pequeñas dósis de muerte envasada en cilindros de nicotina envueltos en cajitas que compran los turistas de color rojo cangrejo y extrañas vestimentas alegremente porque se lo pide su sangre y su dueño, amo y señor: Phillip Morris. (Yo también soy fumador, oh señor dame otro cilindro).

Mis herramientas son: Un cutter que ya lo quisieran los gitanos de mi pueblo, con todo el respeto del mundo, y un boli.

Dame tabaco